La democracia no admite la destrucción de los partidos políticos

Por Fabián Leis, Secretario de Integración y Participación de Unión Por Todos.
 
El uso cotidiano de las palabras, en una sociedad que en su escala de valores ha puesto muy por arriba el hablar sobre el escuchar, hace que perdamos el significado de las mismas, llegando en muchos casos a usarlas como si fueran nombres propios.
 
Es así que en el diálogo cotidiano, nos referimos a los partidos sin reflexionar acerca del significado del término, casi como si mencionáramos nombres de personas. La crisis de los partidos, la falta de ideas en los partidos, la falta de participación en los partidos.
 
Entiendo que sería muy complejo dialogar, trayendo todo el tiempo el significado de cada palabra pero también creo necesario que cada tanto lo hagamos porque en muchos casos, en la misma palabra, se encuentran las respuestas a los problemas, cómo si en un juego del tesoro nos sorprendiera encontrar lo que fue escondido delante de nuestros ojos.
 
Entre los varios significados que nos trae el diccionario acerca de la palabra partido, nos habla de algo que fue dividido en dos o más partes. 
Y ¿qué es lo que fue dividido? ¿Para qué fue dividido?
 
Se me ocurre ensayar una explicación posible en busca de que otros compartan esta idea y de quiénes no la compartan expongan sus razones de forma de aprender y crecer en conjunto. Las que fueron divididas en los partidos políticos son las razones de la Democracia. Y fueron divididas para que esta pudiera incluir todas las voces, todas las ideas, todos los ciudadanos. Fue dividida para que, ensayando la teoría sistémica, el todo sea más grande que la suma de las partes.
 
Solo es dividido aquellos que por razones de posibilidad humana creemos que es mejor separar para comprender y hacer funcionar. Y solo puede ser partido aquello que, por lo menos en forma potencial, podría ser unido nuevamente De lo contrarío estaría roto.
 
La Democracia se conforma de muchas otras instituciones, además de los partidos pero no por esto, los mismos dejan de cumplir un rol protagónico en la representación de las distintas ideas y proyectos de los ciudadanos  y creo que ésta solo puede mejorar y dar soluciones a nuestros  problemas si sus partidos políticos refrescan sus ideas,  se hacen responsables por los resultados de los gobiernos que conforman, tanto desde el oficialismo como desde la oposición. 
 
A la luz de las últimas elecciones y de escuchar la opinión que muchos argentinos tienen acerca de los partidos políticos es necesario revisar en forma urgente y profunda sus mecanismos de participación y buscar nuevas formas creativas para que estos sean protagonistas indiscutibles de la Democracia argentina. Pero lo que no se puede hacer, sin poner en riesgo a la Democracia, es que en función de sus fallas, se busque debilitarlos y ponerlos en cuarentena en la consideración de que no sirven para expresar la voluntad de los ciudadanos. No se puede quitar una parte sin poner en riesgo el funcionamiento del Todo. 
 
Hoy es común escuchar a funcionarios públicos que usando como razones, el mal desempeño de los partidos políticos, avanzan en el gobierno sin tenerlos en cuenta y proponen ideas para sacarlos del juego de la Democracia. 
 
Como reflexión final, invito a ser implacables con estas posturas ya que a veces con intenciones hegemónicas y otras de buena fe ponen en riesgo directo a la Democracia.
 
La democracia no admite la destrucción de los partidos políticos
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