La importancia de apoyar los sueños sin negar la realidad

Por Ricardo Raúl Benedetti, Secretario de Acción Política de Unión Por Todos y escritor especializado en desarrollo personal.
 
Cada vez que realizamos una acción, que tuvo un trabajo previo de elaboración y estudio, esperamos con un variado grado de ansiedad, el reconocimiento de nuestros pares y de aquellas personas que estuvieron en cierta forma, involucradas con el proyecto. 
 
Mucho más ansiosa es la espera, si estos actos se abocan en la sumatoria, al alcance de la meta más alta, en nuestra historia de vida profesional.
 
Actualmente es muy común en los ámbitos laborales, prestarle real importancia a esta práctica, que impacta directamente en el ánimo de la persona beneficiada, al recibir una declaración pública en positivo, por parte de sus superiores y compañeros, y que redundará en un mayor aporte a los beneficios finales del sector, y que el conjunto desea alcanzar.
 
Carlos Pastrán,  un eximio iluminador teatral que actualmente se encuentra retirado de su profesión, realizó toda su carrera en un teatro municipal de reconocimiento internacional, el San Martín, de la ciudad de Buenos Aires. Comenzó a sus jóvenes 17 años acompañando a su padre, quien fue el que instaló la sala de proyección en dicho lugar, cuando el mismo se estaba construyendo. 
 
Fue tal la dedicación que le ofreció a su trabajo, que jamás dudó en tomarlo como prioridad en su vida, muchas veces, en desmérito de la atención que a los suyos le brindó, ocasionándole varias tensiones con su familia, particularmente por haberse perdido momentos de sus hijos que no se iban a repetir.
 
Era voz popular en el cuerpo técnico del mundo teatral, que no había persona con más conocimiento y experiencia que Carlos; se había formado para ello y se encontraba orgulloso de los logros alcanzados.
Al abrirse el concurso de Director Técnico, Carlos no dudó en anotarse, sabía que podía ganarlo limpiamente, por el peso mismo de su conocimiento y trayectoria.
 
Se anotaron varios más, la mayoría compañeros de otras áreas, y algunos que venían de afuera aspirando la misma posición. 
 
Fue entretenida la preparación previa, recolectando información de sus trabajos en ese teatro de toda la vida, que lo llevó a mostrar su nombre en los programas de las obras en que participó, y que recorren aún los diversos rincones del mundo.
 
Lamentablemente para Carlos, no tomó en cuenta las malas prácticas que tienen la mayoría de los concursos públicos en nuestro país, y no resultó el elegido.
 
Acuerdos en sigilo entre un aspirante de mediana preparación, la conducción política y los sindicatos, dejaron frustrado a Carlos en su ilusión de cierre de carrera ocupando el sitio más alto de su profesión, comenzando entonces un dolido desprendimiento de la casa laboral, que durante tantos años lo supo tener.
 
Bien sabido es el beneficio que nos brinda, ser reconocidos en nuestra labor, pero no siempre manejamos todos los detalles para que esto suceda, y en la actualidad no contamos con un resguardo legal que premie al mérito y la experiencia para este tipo de situaciones.
 
Para evitar las injusticias laborales, y tomando en cuenta los casos como el de Carlos, pensamos y diseñamos el proyecto de ley de Meritocracia, que podés leer a continuación:
 
 
 
 
La importancia de apoyar los sueños sin negar la realidad
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